La invasión rusa de Ucrania ha iniciado una nueva era de conflicto y violencia en las fronteras de Europa. Durante los últimos tres meses, nos hemos despertado a diario con la realidad de una situación bélica perpetrada contra un país de 44 millones de personas; una nación soberana, recordemos, que aspira a ingresar en la Unión Europea como democracia libre que es. 

Nuestro papel y nuestra prioridad, ya sea como líderes empresariales, responsables políticos o ciudadanos europeos, es apoyar al pueblo de Ucrania cuando más lo necesita y aliviar su sufrimiento.

La invasión ha provocado un brusco giro geopolítico. En Europa ha generado un despertar colectivo. Los europeos se han unido como nunca lo habían hecho hasta ahora. Son muchos los que se dan cuenta de que la paz y la estabilidad son frágiles y que deben defenderse. 

A la vez constatamos, una vez más,  que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil debemos abordar las crisis mundiales juntos. Es la lección que nos han dejado la covid-19, la emergencia climática y la crisis económica de 2007 y 2008. La era del unilateralismo ha llegado a su fin y esperamos que no regrese jamás.

Nuestras Fuerzas Armadas desempeñan un papel esencial a la hora de garantizar esa seguridad y esa estabilidad de las que todos dependemos. Pero se han visto afectadas por la falta de financiación y de coordinación, lo que pone en tela de juicio su adecuación para un tipo de conflicto de alta intensidad como el que se está desarrollando en Ucrania. En las últimas semanas, los líderes europeos han actuado con rapidez para rectificar esta situación. Con ello, tienen la oportunidad de definir el panorama de la defensa europea de cara a las próximas décadas.

Las señales son prometedoras. En marzo, el Consejo de la UE aprobó la primera Brújula Estratégica de la UE relativa a la defensa, tras una evaluación de los riesgos que se plantean en el futuro. Las propuestas van dirigidas a dotar a la defensa europea de nuevas capacidades, como una fuerza de despliegue rápido, a incrementar la financiación, mejorar la ciberseguridad y fortalecer la colaboración con aliados fundamentales como la OTAN y el Reino Unido. Todo ello permitiría a la UE estar mejor situada para responder a las amenazas actuales y futuras dirigidas contra sus fronteras. 

Ese mismo mes, la Cumbre de Versalles de los líderes europeos instó a la Comisión a sugerir medidas urgentes para reforzar la estructura industrial de defensa de Europa. La Comisión ha respondido con propuestas concretas e innovadoras encaminadas a favorecer la adquisición y financiación conjunta de equipamiento militar en Europa, iniciativa que se ha visto frustrada durante demasiado tiempo a causa de tecnicismos jurídicos o presupuestarios. Estas medidas se debatirán, y es de esperar que se aprueben, en una reunión del Consejo de la UE que se celebrará los próximos 30 y 31 de mayo de 2022. 

¿Por qué es tan importante la cooperación europea en materia de defensa? Europa cuenta, afortunadamente, con un sector de la defensa competitivo en el panorama mundial. El sector desempeñará un papel esencial en la materialización de los objetivos de defensa de la UE desarrollando los sistemas de defensa y seguridad del futuro. Sin duda, disponemos de las competencias y las capacidades tecnológicas que se requieren. Pero el progreso vendrá condicionado, en última instancia, por nuestra capacidad para forjar unas estrechas alianzas estratégicas, sobre las que se han basado los éxitos de nuestro sector en el pasado. 

Para entender por qué es importante la cooperación, solo hay que poner la vista en la próxima generación de sistemas de defensa. El Futuro Sistema Aéreo de Combate, una alianza de Francia, Alemania y España que debe guiarse por un auténtico espíritu de cooperación, integrará nuevos aviones de combate y aeronaves no tripuladas, tecnología de satélites, inteligencia artificial, computación en la nube y mucho más. Se trata de un sistema de defensa integrado a una escala que ni siquiera podía imaginarse hace veinte años. 

Un proyecto así no puede desarrollarlo un solo país europeo. Debemos aunar nuestros conocimientos y nuestros recursos financieros para hacer estos proyectos realidad. En Europa somos más fuertes juntos que si nos replegamos detrás de fronteras e intereses nacionales. Las propuestas más recientes de la Comisión podrían favorecer el desarrollo de una cooperación de este tipo. 

Pero no se trata solo de un futuro más o menos lejano. El sector europeo de la defensa ya está construyendo equipos que apoyan la autonomía estratégica del continente. Los aviones de transporte estratégicos y tácticos que se fabrican en toda Europa, por ejemplo, podrían desempeñar un papel esencial en una fuerza europea de despliegue rápido. El sector europeo también tiene experiencia en sistemas aéreos no tripulados que podrían reforzar la vigilancia de las fronteras del bloque. La UE tiene ahora la oportunidad de aprovechar este potencial y de allanar el camino para la contratación y la inversión conjuntas. 

Por último, el sector europeo de la defensa necesita acceso a la financiación. Algunas voces han propuesto que las compañías de defensa queden excluidas de los servicios financieros argumentando que, por la propia naturaleza de sus actividades, no son empresas socialmente responsables. Los recientes acontecimientos han demostrado, sin embargo, que no es así. La democracia europea debe defenderse con una potencia militar fuerte. Y las amenazas que pesan sobre nuestro modo de vida son muy reales. Hay que invitar al sector financiero a que respalde la seguridad y la defensa.

Europa ha respondido a la invasión de Ucrania con una sorprendente unidad de acción, ahora debería hacerla extensiva a la política de defensa europea. Es mucho lo que está en juego, hoy para Ucrania y mañana para todos nosotros. La paz y la estabilidad son la base de la democracia europea, el estado de derecho, la prosperidad y el progreso de la humanidad. 

Con la adopción de la Brújula Estratégica y el respaldo de las nuevas propuestas de la Comisión, Europa puede reforzar sus capacidades de defensa en un momento de gran incertidumbre. A aquellos que no respetan nuestros valores, podemos enviarles un mensaje contundente acerca de nuestro compromiso común de defenderlos.

 

Guillaume Faury

Chief Executive Officer Airbus